Una ciudad con aura
Reseña poética sobre la ciudad de Bath, Somerset, Inglaterra
La historia de una ciudad entrelazada con el mito, la conjunción arquitectónica de romanos y sajones, el asentamiento de personajes legendarios y un escenario de diversas obras icónicas de la literatura inglesa despierta indefectiblemente la curiosidad de cualquier viajante ávido de unos 3000 años historia.
La ciudad de Bath, en el
Condado de Somerset al sudoeste de Inglaterra, alguna vez fue el equivalente en
esparcimiento y elegancia de la vibrante Londres. Estas dos ciudades separadas
por 150 km de distancia, en épocas georgianas se habían convertido en el must
inexcusable de visitas regulares de quien gustase de una arquitectura refinada
y buscase posicionarse socialmente entre duques y duquesas, Lores y miembros de
una sociedad clasificada como patricia.
Las vistas del rio Avon desde el habitable y neoclásico puente de inspiración palladiana Pultney Bridge invitan a la distensión de cualquier par de ojos cansados y mente inquieta. El río Avon discurre por la zona central de Inglaterra, el principal afluente del Río Severn que atraviesa los condados de Leicestershire, Northamptonshire, Warwickshire, Worcestershire y Gloucestershire. Intentar serenar el espíritu acelerado de un viajante resulta tarea fácil en una ciudad como Bath.
Uno de los paseos más bonitos comienza en el quizás más reconocido complejo georgiano de 30 unidades habitacionales adosadas dispuestas en un semicírculo construido por el arquitecto John Wood hijo llamado Royal Crescent. Resulta de inmensa dicha que un complejo arquitectónico de tal magnitud histórica, escenario literario de Jane Austen en su libro Persuasión, y principal lugar para los paseos recreativos de la sociedad distinguida del siglo XVIII se encuentre tan bien conservado. Se percibe en todo el recorrido un aura casi intacta para ser una de las ciudades más visitadas de toda Inglaterra.
Paralelamente a este
complejo en forma de luna creciente, descendemos por una colina en dirección al
Victoria Royal Park, un extenso y bien conservado parque inaugurado por la
Reina Victoria en 1830 cuando tan solo era una adolescente Es el primer espacio
público en llevar su nombre y el muy probable lugar de hondas conversaciones y
esparcimiento de las hermanas Austen.
Bath comenzó como un asentamiento celta alrededor de un complejo de aguas termales que hoy podemos definir como tales. Este espacio de carácter natural fue interpretado como un regalo de la Diosa del Agua Sulis que había obsequiado a su pueblo tribal con un manantial de agua templada para cuando los climas fríos llegasen. Es un fenómeno de la naturaleza que agua de lluvia caída se filtre en acuíferos naturales muy profundos debajo del nivel del mar donde la energía geotérmica eleva la temperatura del agua y permita su recorrido hasta llegar a la superficie de la tierra. La expansión del Imperio Romano en estas tierras primeramente celticas, erradico de la conciencia colectiva local todo valor místico, emplazando sus conocidos baños romanos en lo que alguna vez fue un templo celta de gran valor simbólico.
En un vasto recorrido que puede durar un simple día, nos sentimos acompañados en todo momento por la imaginación, la serenidad nos visita durante la contemplación de los paisajes urbanos y naturales y la curiosidad nos invita constantemente a inmiscuir un poco más en la historia.
Nada resulta más
enriquecedor para el espíritu que regocijarse con asombro e interés sobre
culturas y sociedades pasadas, aquellas que han sido creadoras o herederas de
un espacio físico apropiado y revalorizado. En el caso de Bath, sus muy
diferentes asentamientos socio culturales han construido su esencia
arquitectónica de manera armoniosa y singular, siendo bien reconocida en 1987
como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.